domingo, 15 de agosto de 2021

INTRODUCCIÓN

Durante la elaboración de este diccionario he chocado, a menudo, con la reticencia de los interlocutores a expresarse como antaño, con el lenguaje que utilizaban de pequeños. Yo, en el fondo, no quería más que oír salir de su boca el idioma que se hablaba antes, el que ha quedado en su subconsciente, pero me resultaba tremendamente difícil hacérselo entender. No querían ni oír hablar de palabros que ya nadie utilizaba o que estuvieran mal pronunciados. Y cuando ya los tenía bien aleccionados (¡Que viene el maestro!, decían; ¡Si aquí el alumno soy yo!, les contestaba), llegaba un nuevo informante y ponía patas arriba todo el gallinero al comentar que no se decía ‘puga’, sino ‘púa’.